Sábado 1 de Julio, principal día de la fiesta Mado y por delante más de doce horas de ajetreo. La verdad es que nos lo pasamos bien, pero para aquellos que no estamos tan acostumbrados ¡Acabas de un hecho polvo!
Lo importante del Mado es la reivindicación de los derechos homosexuales, y la manera elegida en este día es mediante la kilométrica manifestación-cabalgata que tendría lugar a partir de las seis de la tarde (hora oficial que luego se retrasaría un poco) y que recorrería desde la Puerta de Alcalá hasta la Plaza de España, donde un gran escenario acogería entre otros a
Chavela Vargas, declarada homosexual y obviamente defensora de tales derechos.
En previsión del desplazamiento nocturno hasta la Casa de Campo y lo complicado de volver de allí a las tantas de la madrugada pese a los teóricos autobuses colocados para la ocasión, decidimos tirar del saxito y de Tudescos, un parking en la Plaza de Callao que nos venía “a huevo” para la ocasión.
Llegando en coche por la Gran Vía empezamos a apreciar el ambiente festivo, los grupos disfrazados para la ocasión, e incluso un impresionante indio (más que nada por lo alto y cuadrado que estaba el cabrón) pasearse en taparrabos Gran Vía abajo. Tras aparcar, un poquito de caminata, dos botellitas de aquarius y a esperar turno en Cibeles. Esperar y esperar mientras aquello se llenaba de gente, muchos de ellos dirigiéndose a la Puerta de Alcalá, lugar de comienzo.
La verdad es que desconocemos si todo empezó a su hora o no, porque cuando llegó a nuestra altura, pese a ser por entonces ya las siete, pasó a un ritmo demasiado lento. Se echó de menos a los bomberos, y no, no es que diesen un espectáculo tipo Boys, si no porque el pasado año hicieron buen uso de su manguera regando y refrescando con ella a todo el personal, algo que permanecía en la mente de todos y que deseábamos para sofocar el calor vespertino; pero esta vez se ve que pudo más la sequía y se guardaron su manguera para una ocasión más… adecuada.
Cuando apareció la manifestación por la calle de Alcalá, sin cántaros ni falda almidoná pero sí muy viva y llena de color, cortaron la Cibeles al tráfico dando así paso a la pugna por tomar las posiciones definitivas; primera fila para no perder detalle, porque otra cosa no tendrá, pero detalles…
Como toda manifestación que se precie estaba encabezada por una gran pancarta reivindicativa, seguida por las no tan grandes de los distintos colectivos llegados aquí no sólo de toda España, si no de parte del extranjero… Y es que los homosexuales se lo saben montar muy bien, pues en cada lugar su fiesta del orgullo se hace en fechas distintas para así celebrar más de una, hacer turismo, conocer a gente de otras ciudades y países, y en general pasárselo pipa con sus reivindicaciones.
La parte de las pancartas y de los colectivos es la que se hace algo más pesada porque no ves el momento en que aparezcan las esperadas carrozas. Suerte que entre colectivo y colectivo siempre había alguien que demandaba sus derechos a su manera, generalmente con el cuerpo pintado o con algún extravagante atuendo; uno de los más llamativos fue un hombre que había pintado su cuerpo desnudo con los mismos colores que la bandera multicolor que llevaba… Y al fin, tras las pancartas llegó el turno de las carrozas.
Partidos políticos, locales de moda, marcas de ropa, publicaciones especializadas, cualquiera con medios puede poner su carroza en el Mado, que seguro que personal para llenarla no le falta. Globos, propagandas, gorras, pegatinas, papelitos de colores, condones sueltos (afortunadamente no usados) e incluso un kit para emergencias sexuales compuesto de preservativo, gel lubricante y toallita, cayeron de ellas. Algunos de los participantes suplían la falta de bomberos y refrescaban a la concurrencia con sus pistolas de agua; todo vale, estamos de fiesta. Algunos personajes famosos se dejaron ver en ellas, como
Alaska, que abanderaba con su video cámara la de la publicación
Shangay express, o
Pedro Marín, Gisela y
Hugo Silva, amparados por la multitud que en cada una de ellas se concentraba. También pudimos ver a un reportero de Caiga quien caiga encabezar la primera carroza (la del
PSOE), mudando el negro habitual de su traje por un rosa fucsia más acorde para la ocasión.
Divertido, sí, pero a la larga se me hizo eterno; ahora era yo quien no veía el final de las carrozas. Pero todo lo que empieza acaba, y pasadas las nueve y media de la noche el coche escoba marcaba el final de la marcha… El coche escoba, el coche aspirador, la miríada de barrenderos y varias unidades del SELUR (Servicio de limpieza urgente), que en fácil emulación de
Atila, arrasaban por donde pasaban y no dejaban rastro de la fiesta que instante antes había habido; algo verdaderamente loable.
Quedamos con unos amiguetes en Vázquez de Mella, e inteligentemente cambiamos la actuación de
Rebeca por un buen bocata y algo para beber. A
Rebeca le siguió
Malena Gracia, que aunque levantó los ánimos de los asistentes a nosotros como que ni fu ni fa, así que decidimos marcharnos para la Casa de Campo, donde nos esperaba la Gran Fiesta Mado y un concierto con medio Operación Triunfo en su escenario; la fiesta es la fiesta, y un concierto, aunque esté lleno de
triunfitos, es un concierto, pues vamos allá.
Como era normal todo iba con retraso, y el concierto no podía ser ninguna excepción. Empezó a la hora de las brujas y se prolongó hasta las tres de la madrugada. La verdad es que no estuvo tan mal. Como directora de orquesta teníamos a la
Terremoto de Alcorcón, que seguro que al igual que vosotros yo desconocía por completo. Pero la mujer tenía su gracia y convertía éxitos internacionales famosos en canciones versionadas en español; eso sí, con bastante sentido del humor. La más conocida y uno de los mayores éxitos de bajadas en Internet, es la especial versión del éxito de Madonna
“Hung up”, Time goes by con Loli.
La primera en actuar fue
Gisela, de militar y acompañada de cuatro bailarines, cantó cuatro canciones (lo que se convertiría en la tónica general de casi todos los artistas), entre ellas, como no, su último éxito
turu-turu. Para no extenderme demasiado diré que también actuaron
Natalia, Soraya, Cameron y
Rosa. Actuaron
Shimai, ¿y quienes son esos o esas? La verdad es que mucha idea no es que tenga. Se trata de dos drag’s más dedicadas al espectáculo que a la música “comercial”, y por lo visto sólo cuentan con una canción de éxito, una versión del
Estoy bailando que popularizó a primeros de los ochenta
Yuri… Qué queréis que os diga, a
Shimai no las había oído nunca, pero la canción activó uno de esos extraños parajes de mi mapa de memoria y resultó que me la sabía casi enterita (carca que llega a ser uno, oiga), y como era lógico la reacción no se hizo esperar. A grito pelao canté aquella cancioncilla ante el asombro de Sonia y de nuestros amigos, que ninguno parecía recordar en ese momento ni si quiera haberla escuchado; el mejor momento de la noche con diferencia, os lo aseguro. Para aquellos que se queden con la curiosidad, aquí dejo constancia del estribillo, a ver si recordáis:
Estoy bailando, con dientes y uñas yo me defiendo,
Y el corazón me late al ritmo de la música,
Y allaaaa en el Mundo,
Que es negro como el mar más profundo cuando,
Estoy bailando, como sonámbula que no despertarááá..
Porque bailando, como en Brasil de la tristeza me escondo,
Después de todo cada cual lleva su máscara,
Y yo esta noche me libero al fin de ti, bailando
Que lento es este trágico tango,
Después de todo cada cual lleva su máscara,
Y yo esta noche me libero al fin de ti,
Bailando…
Parecía una sorpresa agradable, pero se llegó a hacer muy pesado. Me refiero al dúo de suecas
West end Girls, unas jovencitas que rendían tributo al mítico
Pet Shop Boys cantando sus canciones con voz de pitufos makineros. No sabemos si era por ser extranjeras o qué, pero se alargaron hasta las nueve canciones. Eran algo sosas en el escenario, y eso a esas horas de la noche, como que motivaba poco. Pero aquí debo romper una lanza a su favor; si emulan a un dúo soso, ellas aparecerán sosas. No lo digo de forma gratuita, al contrario, en mi época de amago de fotógrafo pude asistir a varios conciertos acreditado como
Free Lance, esto es por cuenta libre (haces fotos y luego las intentas “colocar” por ahí), nunca vendí ninguna, aunque tampoco me moví mucho, pero los conciertos me salían por el morramen y entre ellos se encuentra uno de
Pet Shop Boys. A mí sí me gustaban, pero en directo no me gustó nada, se me hizo pesadísimo; mucha puesta en escena, sí, pero ellos sosos de cojones.
Por último también repitió
Roser con un popurrí de canciones de la
Carrá, acompañada, esta vez, por seis bailarines.
Tras el concierto teníamos que elegir entre varias opciones, una de ellas era permanecer en aquel recinto de “marchuki”, otra irnos todos ya a casa, y la opción intermedia que cogimos fue la de volvernos a Chueca.
Los 100 bocaitos nos sacaron de la inanición que padecíamos y nos ayudó a reponer las fuerzas gastadas en el concierto. Una vuelta por la zona y pudimos comprobar que todos los locales estaban a rebosar y que no entraba un alma; con ese panorama nos replanteamos el final de la noche.
Bueno, así acabó el Mado para nosotros. Aunque el domingo seguía habiendo actividades nuestro cuerpo nos suplicó el descanso reglamentario que nosotros a bien estuvimos de concedérselo. El próximo año repetiremos, seguro, porque aparte de las fiestas, estos colectivos seguirán siendo mal vistos y se seguirá necesitando del apoyo social para reivindicar sus derechos; por eso allí estaremos…
Si además te lo pasas bien, mejor.
No, esta vez no he tenido problemas para subir alguna foto, pues ni siquiera lo he intentado. La razón la encontraréis aquí…
http://es.geocities.com/orfideontesEspero que os gusten…