domingo, julio 30, 2006

Una muestra de "mi arte"


Este post va en honor al Number one, ya que tanto desea ver esos trocitos de nuestro arte, pues aquí le ofrezco una de mis "imágenes robadas". Se trata de una fotocopia (no encuentro el original, para variar) de un dibujo que hice ya hace nueve años. Grifter es uno de los componentes de los Wild C.a.t.s., un grupo de élite que lucha contra unos incómodos invasores llamados Daemonitas. Jim Lee fue su creador, que además del dibujo colaboró con algunos guiones.
No es que precisamente lo considere arte, pero espero que os guste.

Un visitante estacionario

Estamos en verano, esa estación en que el cielo está despejado, hace sol y mucho calor, días en los que solemos disfrutar de piscinas y deportes, de salidas campestres o de agobiantes playas, y todo ello gracias a ese kit-kat laboral llamado vacaciones, un esperado período ocioso que luego, desgraciadamente, se pasa en un abrir y cerrar de ojos. No es extraño, por lo tanto, escuchar el cantar de los pajarillos revoloteando alrededor de los árboles y demás vegetaciones, animados por las altas temperaturas y relajados durante la escasa brisa nocturna… Pero hasta llegar a este punto, el camino de estos pajaritos puede estar lleno de obstáculos, y desgraciadamente no todos corren la misma suerte.
Con la llegada de la primavera se da el pistoletazo de salida a la vida de estos animalitos tan vulnerables que nos sorprenderíamos de los frágiles que pueden llegar a ser. El desconocimiento de un nuevo mundo, una fuerte brisa, un mal equilibrio, cualquier mala acción parece válida para arrancarlos de la seguridad de su nido y precipitarlos en una caída cuyo desenlace final es el irremediable estampamiento de su endeble cuerpecito contra el más duro y frío de los suelos. Las desiguales alturas de los nidos puede hacer que aguanten el golpe si procedían de un pequeño árbol; poco consuelo, pues están abocados al sufrimiento posterior del más cruel de los destinos. Y si el anfitrión del nido es el tejado de un edificio de treinta metros de altura…
Esto tan negro que comento es algo que todo el mundo sabe pero que ni se lo plantea; total, es ley de vida, la supervivencia del más fuerte… Además, sólo son pájaros. Pero los que vivimos en un bajo y tenemos la suerte de disfrutar de un hermoso patio (pequeño, pero agradable) sabemos bien de lo que estoy hablando; no es la primera vez que tenemos que hacer acta del levantamiento de algunos de estos “cadáveres”. A veces, cuando los encontramos, han pasado varios días y tenemos que lidiar con las hormigas por los restos de la cría; inconvenientes que tiene uno, oiga.
Pero esa época pasa, y esos pajarillos crecen y levantan el vuelo.
Estas crías, ya emplumadas y en la academia de pilotos, son ayudadas por sus mayores que les deben apremiar cuando su instinto les indica que ya es el momento. No dudo de ellos, pero los acontecimientos nos dicen que ante la certeza paterna se encuentra la inexperiencia de las crías, y si efectivamente muchos consiguen levantar el vuelo, otros no saben o no pueden, y terminan, como no, de nuevo en el patio de alguna casa. Mis conocimientos sobre ornitología, o simplemente sobre pajaritos comunes y corrientes, no es que se excedan más allá de lo que dicta la lógica; pero creo que delimitan una zona, supongo que la que les vio romper el huevo, y de ella hacen su hábitat.
Del primero sabemos que estaba mal; saltaba y se movía como buenamente podía, pero una pata parecía estar rota y seguro que no se trataba de lo único. Nuestra inexperiencia en estos temas, y el inoportuno hecho de encontrárnoslo a las siete de la mañana cuando salíamos a trabajar, nos hizo dejarlo con cuidado en el césped de la urbanización confiando en que el resto de pajarillos y la naturaleza hiciesen el resto… y vaya si lo hicieron; a la vuelta del curro ya no se podía hacer nada por él.
Nos dio lástima, como no; no dejaba de tratarse de un lindo pajarillo que no tuvo tiempo de disfrutar de lo que habitualmente hagan en su vida. No sólo eso, siempre queda la comedura de pensar que si hubiese hecho otra cosa, aún…, en fin.
Pero creo que la experiencia nos sirvió para el segundo.
A los dos días nos cayó, como llovido del cielo, toda una familia; dos adultos (papá y mamá) y dos más pequeños. No, tranquilos, sólo uno de ellos no sabía volar; aunque esta vez, al estar tan acompañado, les dejamos acampar a sus anchas por el patio de casa. Unas migas de pan por aquí, un poco de agua por allá… Al tercer día, como si hubiese resucitado, levantó el vuelo ayudado por los padres; una preciosa estampa que nos hizo sentirnos bien, pero que no acababa de curar ese mal cuerpo que nos dejó el primer pajarito.
No hay dos sin tres, y no sabemos si para castigarnos o redimirnos de nuestro “dolor”, el caso es que un tercer pajarito llegó de los cielos al poco tiempo de marcharse la familia. Era pequeñín, y sus alas parecían no coordinarse bien cuando intentaba volar, por eso iba a todos los lados (de maceta en maceta quiero decir) corriendo, o bien dando saltitos; pero nunca volando… Y por supuesto se encontraba solo..

Al principio ignorábamos si al menos picoteaba de ese pan humedecido que con buena intención le poníamos, y temíamos que le fuese a ocurrir lo mismo que al primero, aunque esta vez no le abandonaríamos en el césped por muy confortable y fresquito que pareciese. Esto fue hace más de un mes.
Se vio forzado a hacer de nuestro patio su hábitat. Se hizo más grande (dicen que el pan embrutece), y a diario recibía la visita de otros “amigos” que revoloteaban a su alrededor mientras todos juntos daban buena cuenta del pan humedecido, del agua y del alpiste que con todo el cariño, y esperanzados en que le hiciese bien, le compramos. Convivió con las tortugas; no era extraño ver a cualquiera de ellas subida en una de las piedras que para tal propósito tenemos en el patio, y bajo ella picotear a nuestro pajarito. Encontró su rincón para pasar las noches, resguardándose detrás de unas jardineras que junto a la pared tenemos en la entrada.
A veces, cuando varios pajaritos se encontraban en el patio y aparecíamos alguno de los dos, todos salían volando y él miraba hacia arriba amagando un alzamiento, mezcla de querer y temor al no poder, para acabar corriendo y escondiéndose detrás de alguna maceta… Y finalmente, el otro día, vimos signos de evolución.
Tenemos un pequeño invernadero de tres alturas, uno de esos desmontables comprados en el Leroy Merlin que nos sirvió para resguardar algo algunas plantas del crudo frío invernal. Sus primeros recorridos sólo abarcaron el nivel uno, entiéndase por el más bajo. Pero como si se tratase de pasar pantallas en un video juego, el otro día vimos que alcanzaba el nivel tres; de forma algo torpe, sí, pero eso suponía volar al menos hasta los ochenta o noventa centímetros, todo un logro.

También cambió la oscuridad de detrás de la jardinera, por la brisa nocturna encima de ella, haciendo de un rinconcito de esta su lecho.
Sabíamos que el día menos pensado saldríamos por la mañana, le buscaríamos y no lo encontraríamos; por fin conseguiría alzar el vuelo, se licenciaría de la academia, se emanciparía, viviría su vida sin las limitaciones de nuestro patio… y nosotros, aunque apenados por su marcha, estaríamos contentos por él, pues entenderíamos que, al igual que a cualquiera, lo mejor que le puede pasar al pajarillo es vivir su vida en libertad, sin tener miedo al volar si eso es lo que te dicta el corazón.
Pero eso ya no pasará.
Como todas las noches, ayer le buscamos antes de cerrar definitivamente las puertas y le encontramos tras unos tablones que tengo en el patio; un nuevo lugar para pasar la noche. Esta mañana su cuerpecito sin vida estaba sobre una maceta de plástico caída en el suelo… ¿Intentó volar y tuvo mala suerte en la caída? ¿O simplemente estaba peor de lo que pensábamos, y le llegó su momento? Da igual, aunque supongo que saber qué le pasó nos podía consolar un poco. Al menos nos queda el haberle cuidado lo mejor que hemos podido por más de un mes, y que al final, de una forma u otra, consiguió alzar el vuelo y alcanzar los cielos, donde esta vez sí podrá seguir a sus compañeros y seguir el camino que le dicte su corazón.
Levanta el vuelo pajarillo…
Levántalo…

viernes, julio 28, 2006

¡¡¡Vacaciones!!!

¡¡¡Vacacioneeeessss!!!
Pues sí, señores, el que suscribe coge las vacas en un par de horitas, una liberación de las responsabilidades laborales efectiva durante los próximos treinta días; un deseo largamente esperado que por fin hoy se hace realidad.
Las vacaciones son para el disfrute y por ello tenemos la agenda cargada de planes ocupacionales que esperamos llevar a cabo, si no todos ellos, sí la mayoría. Pero como se trata del último día y por lo tanto mi vaguería se ha visto “incomprensiblemente” multiplicada por diez, en vez de enrollarme con un post largo simplemente adelantaré que guardo en mi libreta un mínimo de tres post, ampliables como si fuese el plazo de un crédito, para ir actualizando poco a poco este lugar. También abordaré el Apoyo al Desagüe con más series de fotos temáticas; la anunciada de los botijos y las relacionadas con cierto proyecto veraniego del que pronto tendréis noticias.
Hablando de proyectos veraniegos, deciros que intentaremos que no nos falten las salidas, los conciertos (de javier álvarez y OBK, como no) y, por supuesto, tampoco tendré la oportunidad de echar de menos mi particular estrés sarnoso, ese producido por la intensidad y exceso de ocio… Sarna con gusto no pica.
Pero supongo que de todo esto iréis teniendo noticias aquí, en vuestro desagüe favorito (digo favorito porque no creo que haya mucha gente que sienta aprecio a un pestilente vertedero).
A aquellos que también tomen vacaciones, que lo pasen fenomenal gastando mucho dinero y divirtiéndose todo lo posible, ya sea en la playa, en las montañas, tumbado en una hamaca o practicando su deporte favorito; al resto no os preocupéis, seguro que no tardan en llegar. Besos y abrazos rapiditos para todos, me voy a tomarla con los compis, que una última jornada laboral sin despedirse rodeando unas cañas y unos refrescos, no es una señora jornada de despedida.
Pasadlo bien…
Yo lo haré.

domingo, julio 23, 2006

Dos heteros por el Mado (2)

Sábado 1 de Julio, principal día de la fiesta Mado y por delante más de doce horas de ajetreo. La verdad es que nos lo pasamos bien, pero para aquellos que no estamos tan acostumbrados ¡Acabas de un hecho polvo!
Lo importante del Mado es la reivindicación de los derechos homosexuales, y la manera elegida en este día es mediante la kilométrica manifestación-cabalgata que tendría lugar a partir de las seis de la tarde (hora oficial que luego se retrasaría un poco) y que recorrería desde la Puerta de Alcalá hasta la Plaza de España, donde un gran escenario acogería entre otros a Chavela Vargas, declarada homosexual y obviamente defensora de tales derechos.
En previsión del desplazamiento nocturno hasta la Casa de Campo y lo complicado de volver de allí a las tantas de la madrugada pese a los teóricos autobuses colocados para la ocasión, decidimos tirar del saxito y de Tudescos, un parking en la Plaza de Callao que nos venía “a huevo” para la ocasión.
Llegando en coche por la Gran Vía empezamos a apreciar el ambiente festivo, los grupos disfrazados para la ocasión, e incluso un impresionante indio (más que nada por lo alto y cuadrado que estaba el cabrón) pasearse en taparrabos Gran Vía abajo. Tras aparcar, un poquito de caminata, dos botellitas de aquarius y a esperar turno en Cibeles. Esperar y esperar mientras aquello se llenaba de gente, muchos de ellos dirigiéndose a la Puerta de Alcalá, lugar de comienzo.
La verdad es que desconocemos si todo empezó a su hora o no, porque cuando llegó a nuestra altura, pese a ser por entonces ya las siete, pasó a un ritmo demasiado lento. Se echó de menos a los bomberos, y no, no es que diesen un espectáculo tipo Boys, si no porque el pasado año hicieron buen uso de su manguera regando y refrescando con ella a todo el personal, algo que permanecía en la mente de todos y que deseábamos para sofocar el calor vespertino; pero esta vez se ve que pudo más la sequía y se guardaron su manguera para una ocasión más… adecuada.
Cuando apareció la manifestación por la calle de Alcalá, sin cántaros ni falda almidoná pero sí muy viva y llena de color, cortaron la Cibeles al tráfico dando así paso a la pugna por tomar las posiciones definitivas; primera fila para no perder detalle, porque otra cosa no tendrá, pero detalles…
Como toda manifestación que se precie estaba encabezada por una gran pancarta reivindicativa, seguida por las no tan grandes de los distintos colectivos llegados aquí no sólo de toda España, si no de parte del extranjero… Y es que los homosexuales se lo saben montar muy bien, pues en cada lugar su fiesta del orgullo se hace en fechas distintas para así celebrar más de una, hacer turismo, conocer a gente de otras ciudades y países, y en general pasárselo pipa con sus reivindicaciones.
La parte de las pancartas y de los colectivos es la que se hace algo más pesada porque no ves el momento en que aparezcan las esperadas carrozas. Suerte que entre colectivo y colectivo siempre había alguien que demandaba sus derechos a su manera, generalmente con el cuerpo pintado o con algún extravagante atuendo; uno de los más llamativos fue un hombre que había pintado su cuerpo desnudo con los mismos colores que la bandera multicolor que llevaba… Y al fin, tras las pancartas llegó el turno de las carrozas.
Partidos políticos, locales de moda, marcas de ropa, publicaciones especializadas, cualquiera con medios puede poner su carroza en el Mado, que seguro que personal para llenarla no le falta. Globos, propagandas, gorras, pegatinas, papelitos de colores, condones sueltos (afortunadamente no usados) e incluso un kit para emergencias sexuales compuesto de preservativo, gel lubricante y toallita, cayeron de ellas. Algunos de los participantes suplían la falta de bomberos y refrescaban a la concurrencia con sus pistolas de agua; todo vale, estamos de fiesta. Algunos personajes famosos se dejaron ver en ellas, como Alaska, que abanderaba con su video cámara la de la publicación Shangay express, o Pedro Marín, Gisela y Hugo Silva, amparados por la multitud que en cada una de ellas se concentraba. También pudimos ver a un reportero de Caiga quien caiga encabezar la primera carroza (la del PSOE), mudando el negro habitual de su traje por un rosa fucsia más acorde para la ocasión.
Divertido, sí, pero a la larga se me hizo eterno; ahora era yo quien no veía el final de las carrozas. Pero todo lo que empieza acaba, y pasadas las nueve y media de la noche el coche escoba marcaba el final de la marcha… El coche escoba, el coche aspirador, la miríada de barrenderos y varias unidades del SELUR (Servicio de limpieza urgente), que en fácil emulación de Atila, arrasaban por donde pasaban y no dejaban rastro de la fiesta que instante antes había habido; algo verdaderamente loable.
Quedamos con unos amiguetes en Vázquez de Mella, e inteligentemente cambiamos la actuación de Rebeca por un buen bocata y algo para beber. A Rebeca le siguió Malena Gracia, que aunque levantó los ánimos de los asistentes a nosotros como que ni fu ni fa, así que decidimos marcharnos para la Casa de Campo, donde nos esperaba la Gran Fiesta Mado y un concierto con medio Operación Triunfo en su escenario; la fiesta es la fiesta, y un concierto, aunque esté lleno de triunfitos, es un concierto, pues vamos allá.
Como era normal todo iba con retraso, y el concierto no podía ser ninguna excepción. Empezó a la hora de las brujas y se prolongó hasta las tres de la madrugada. La verdad es que no estuvo tan mal. Como directora de orquesta teníamos a la Terremoto de Alcorcón, que seguro que al igual que vosotros yo desconocía por completo. Pero la mujer tenía su gracia y convertía éxitos internacionales famosos en canciones versionadas en español; eso sí, con bastante sentido del humor. La más conocida y uno de los mayores éxitos de bajadas en Internet, es la especial versión del éxito de Madonna “Hung up”, Time goes by con Loli.
La primera en actuar fue Gisela, de militar y acompañada de cuatro bailarines, cantó cuatro canciones (lo que se convertiría en la tónica general de casi todos los artistas), entre ellas, como no, su último éxito turu-turu. Para no extenderme demasiado diré que también actuaron Natalia, Soraya, Cameron y Rosa. Actuaron Shimai, ¿y quienes son esos o esas? La verdad es que mucha idea no es que tenga. Se trata de dos drag’s más dedicadas al espectáculo que a la música “comercial”, y por lo visto sólo cuentan con una canción de éxito, una versión del Estoy bailando que popularizó a primeros de los ochenta Yuri… Qué queréis que os diga, a Shimai no las había oído nunca, pero la canción activó uno de esos extraños parajes de mi mapa de memoria y resultó que me la sabía casi enterita (carca que llega a ser uno, oiga), y como era lógico la reacción no se hizo esperar. A grito pelao canté aquella cancioncilla ante el asombro de Sonia y de nuestros amigos, que ninguno parecía recordar en ese momento ni si quiera haberla escuchado; el mejor momento de la noche con diferencia, os lo aseguro. Para aquellos que se queden con la curiosidad, aquí dejo constancia del estribillo, a ver si recordáis:

Estoy bailando, con dientes y uñas yo me defiendo,
Y el corazón me late al ritmo de la música,
Y allaaaa en el Mundo,
Que es negro como el mar más profundo cuando,
Estoy bailando, como sonámbula que no despertarááá..
Porque bailando, como en Brasil de la tristeza me escondo,
Después de todo cada cual lleva su máscara,
Y yo esta noche me libero al fin de ti, bailando
Que lento es este trágico tango,
Después de todo cada cual lleva su máscara,
Y yo esta noche me libero al fin de ti,
Bailando…

Parecía una sorpresa agradable, pero se llegó a hacer muy pesado. Me refiero al dúo de suecas West end Girls, unas jovencitas que rendían tributo al mítico Pet Shop Boys cantando sus canciones con voz de pitufos makineros. No sabemos si era por ser extranjeras o qué, pero se alargaron hasta las nueve canciones. Eran algo sosas en el escenario, y eso a esas horas de la noche, como que motivaba poco. Pero aquí debo romper una lanza a su favor; si emulan a un dúo soso, ellas aparecerán sosas. No lo digo de forma gratuita, al contrario, en mi época de amago de fotógrafo pude asistir a varios conciertos acreditado como Free Lance, esto es por cuenta libre (haces fotos y luego las intentas “colocar” por ahí), nunca vendí ninguna, aunque tampoco me moví mucho, pero los conciertos me salían por el morramen y entre ellos se encuentra uno de Pet Shop Boys. A mí sí me gustaban, pero en directo no me gustó nada, se me hizo pesadísimo; mucha puesta en escena, sí, pero ellos sosos de cojones.
Por último también repitió Roser con un popurrí de canciones de la Carrá, acompañada, esta vez, por seis bailarines.
Tras el concierto teníamos que elegir entre varias opciones, una de ellas era permanecer en aquel recinto de “marchuki”, otra irnos todos ya a casa, y la opción intermedia que cogimos fue la de volvernos a Chueca. Los 100 bocaitos nos sacaron de la inanición que padecíamos y nos ayudó a reponer las fuerzas gastadas en el concierto. Una vuelta por la zona y pudimos comprobar que todos los locales estaban a rebosar y que no entraba un alma; con ese panorama nos replanteamos el final de la noche.
Bueno, así acabó el Mado para nosotros. Aunque el domingo seguía habiendo actividades nuestro cuerpo nos suplicó el descanso reglamentario que nosotros a bien estuvimos de concedérselo. El próximo año repetiremos, seguro, porque aparte de las fiestas, estos colectivos seguirán siendo mal vistos y se seguirá necesitando del apoyo social para reivindicar sus derechos; por eso allí estaremos…
Si además te lo pasas bien, mejor.

No, esta vez no he tenido problemas para subir alguna foto, pues ni siquiera lo he intentado. La razón la encontraréis aquí…

http://es.geocities.com/orfideontes

Espero que os gusten…

viernes, julio 07, 2006

Dos heteros por el Mado (1)

¿Qué es el Mado? Os preguntaréis algunos al leer el nombre de este post, por lo que brevemente os diré que así han denominado este año al conjunto de actos organizados en la capital para la celebración del Orgullo Gay, Lésbico, Bisexual y Transexual en Madrid.
Parece que lo gay está de moda, pero lo cierto es que estas celebraciones no son de ahora, ya tienen su solera. También es cierto que sufrió un Boom mediático y de asistencia la edición del pasado año porque unos pocos días antes se aprobó en España la ley que les permitiría casarse y salir, más que del armario, de las lagunas legales que supone el vivir como pareja de hecho. Sonia y yo ya llevamos varios años de común convivencia, y aunque nunca se puede decir de esta agua no beberé, creo que hoy por hoy podemos asegurar sin temor a equivocarnos que de gay no tenemos nada… ¿Es eso motivo suficiente para no celebrar el día del orgullo gay? Para nada.
Está claro que si eres una persona demasiado tradicional, limitado por antiguas creencias y poco tolerante con ciertos sectores de la sociedad, en el Mado no tienes nada que hacer; bueno sí, la rabia al tener que morderte la lengua te puede hacer hervir la sangre y elevar los latidos de tus sienes por tener que aceptar lo que es estas fiestas se ve, pero eso da para poco y así no hay disfrute. Para todos los demás está el Mado.
Puede que al principio mis ideas fuesen algo más conservadoras, pero el tiempo me ha enseñado a respetar y ahora lo acepto como algo natural, de hecho las prácticas homosexuales se han dado desde siempre e incluso en algunas culturas eran normales y hasta bien vistas, o al menos vistas sin los prejuicios que hemos adquirido por la influencia de quienes parecen no darse cuenta que algo está cambiando. De todas formas, igual que uno espera que se respete su opinión o la de aquellos que piensan de igual forma, o incluso van más allá, comprendo que hay que respetar a los que piensen que la homosexualidad va contra natura o que simplemente no se pronuncien sobre el tema; todos tenemos nuestras opiniones que pueden no ser las mismas, pero siempre bajo la tutela del respeto mutuo.
Loca mariquita, esa es la imagen estereotipada que muchos tienen de los gays, y eso no es así; es cierto que los hay con más o menos pluma, pero el que tenga amigos o conocidos homosexuales podrían confirmarlo. Son gente normal, gente como tú y yo, con sus preocupaciones, con sus obligaciones, con un trabajo diario que les parece asqueroso, igual que a nosotros nos pueda parecer el nuestro, y que además sufren de lacra social porque sus inclinaciones se desvían del concepto generalizado de la normalidad… Señores, ese no debería de ser su problema, si no de aquellos que aceptan dicho concepto como exclusivo y no admite lo que no se ajusta a él. Si, de acuerdo, hay mucha Loca suelta por ahí, pero es que también hay punkies, heavies, frikis, drogadictos, sin techos y muchos más que aumentarían esa lista de los no tan bien vistos en distinta medida, y como personas tienen sus derechos, y por eso precisamente lucha el Mado.
Una cosa que saben de mi los que me conocen es que me encanta disfrazarme. Haciendo memoria creo que nunca lo he hecho de mujer, pero sí me he disfrazado de pirata, típico en niños; de árabe, sultán y hippie, mas de jóvenes; y de Hombre Lobo, atropellado, brujo de los pantanos, cenobita de Hellraiser, robot, viejo torturador… Oye, ¿qué gustos más raros, no? Está claro que si algún día participo en algún desfile tipo Carnavales o noche de Reyes, lo haré disfrazado y seguro que de nada tradicional. Entonces, ¿por qué hay gente que se extrañe de ver cuerpos esculturales, cóctel de testosterona y estrógeno, disfrazados de angelitos medio desnudos con alitas de plumas, de ver cuerpos pintados sobre su desnudez, de ver a Drag’s coronar las carrozas o ver a los Osos (típico gay de mostacho, gafas de espejo, pantalones de cuero negro y cinchas remachadas cruzadas sobre su cuerpo semidesnudo y algo barrigón) reivindicar disfrazados en la manifestación-desfile su derecho a ser homosexual?
Nuestra postura está clara. Pero incluso para aquellos que no lo vean tan claro no importa, pues las fiestas del orgullo gay son eso, fiestas, y como tal son para todo el que busque maneras de divertirse y pasarlo genial siempre desde la tolerancia y el respeto.
Pese a que las fiestas comenzaron el miércoles, nosotros no nos unimos a ellas hasta el viernes noche; antes habíamos descansado un poco pues aventurábamos lo movido del fin de semana. La organización había habilitado cuatro zonas bien definidas dentro del señalado barrio de Chueca, donde distintos escenarios ofrecían actuaciones constantemente. Estos se encontraban en la Plaza del Rey (junto a calle Barquillo), en la Plaza Vázquez de Mella (cerca de la calle Hortaleza), en la calle Pelayo, y como no, en la propia Plaza de Chueca. Característico también es que los locales de la zona montan las barras en el exterior, así que pasas por una de ellas (estaba plagado), te pides la cervecita de turno y a correr, sin colas ni agobios; montones de puestecillos hacían su agosto vendiendo desde chapas y pulseras a banderas multicolores, símbolo reivindicatorio gay. Como no podía ser de otra forma, también se daban en los distintos puestos de la organización preservativos y lubricantes “vaginales”; disfruta de las fiestas, pero hazlo de forma segura.
Nuestro recorrido lo empezamos sobre las nueve y media en el escenario de Vázquez de Mella, donde una rubia vestida de blanco cantaba canciones que hasta algunos parecían seguir. Más tarde me enteré que se trataba de Gloria Ríos, la fémina del desaparecido Ríos de Gloria, aunque tampoco entonces los seguía. Después de dos o tres canciones y alguna foto, nos agenciamos sendas pulseras Mado. El principal motivo para tal adquisición debería de ser que así se contribuye al apoyo económico de los actos que estos colectivos organizan durante todo el año, pero la causa real, nuestra y creo que de la mayoría, era que se conseguían descuentos en las barras callejeras, entrada gratuita a los distintos actos Muestra T (actos culturales, exposiciones, actividades deportivas, etc., todos ellos relacionados con el mundo homosexual) y sobre todo el acceso gratuito a la Fiesta Oficial Mado, que tendría lugar al día siguiente en la Casa de Campo; nueve euritos cada una.
Como no somos de beber alcohol nos inclinamos por unos cuantos refrescos nocturnos, medio euro por cada uno de descuento. Tras la señorita Ríos nos fuimos a Pelayo. Allí, algo más a rebosar por lo estrecho de la calle, vimos otras tres canciones de Roser, esa chica que homenajea a la diva Rafaella Carrá con todo su último disco; así lo tenía fácil, pues quien no conoce algo de las canciones de la italiana. Con un ajustado mono vaquero y un par de bailarines hizo las delicias del personal, que parecía estar encantado tras haber conectado bien con la chica. De ahí, y tras apurar uno de los muchos refrescos a los que estábamos abonados, llegó el turno de la Plaza de Chueca.
Se encontraban actuando Las Sikarias; ni conocerlas antes del sábado y dudo mucho que volvamos a oír hablar de ellas. Con ese nombre os lo podéis imaginar, aire travestido y paródico para canciones de siempre; calle abajo y turno para la Plaza del Rey.
A todo esto no creo que haga falta decir que tanto las plazas como las calles de tránsito estaban abarrotadas de gente deseosa de pasarlo bien y divertirse mucho… ¡Marcha, marcha! ¡Queremos marcha, marcha!
Mala suerte, ese viernes la del Rey estaba dedicada al arte flamenco, y la verdad, a nosotros como que no nos va mucho así que calle arriba y de nuevo a Vázquez de Mella. Turno ahora para los Dj’s, que como complemento a su música se servían de unos boys strippers y bailongos… Cuando estaban en calzoncillos, y ante el furor general, decidimos visitar otra “localización”.
En Pelayo eran las drag’s las que, vestidas para la ocasión, cantaban canciones “a su manera”; la verdad es que después de ver un poco tampoco nos puso mucho y continuamos rumbo por segunda vez en la noche a la Plaza de Chueca. Allí, con cresta multicolor cual gallo de pelea, cantaba sus temas un curioso Pedro Marín. La verdad es que no se parecía mucho al que yo recordaba de antaño, ahora con música más dura y en inglés la mayoría. Pero su espectáculo homenaje a Amanda Lear fue lo suficientemente bueno como para despedir nuestro recorrido nocturno por los escenarios e intentar reposar un poco de tanto ir y venir tomándonos unos zumitos de fresa (sí, somos sanotes, que le vamos a hacer) en La Troje; un local acogedor donde en invierno tomamos café y chocolate con nata, y en verano zumitos ricos.
Tras el atasco de Gran Vía (como no) llegamos a casa sobre las dos y media de la mañana. Bueno, no había estado mal como previo a lo que nos esperaba al día siguiente; la manifestación, el concierto, los locales… Una noche que hasta las seis de la mañana no veríamos la puerta de casa…
¡Y mira que es bonita a esas horas!