domingo, noviembre 26, 2006

Un cambio de imagen

Tranquilos que no os habéis equivocado, como bien dice arriba estáis en El desagüe interior, solo que hay cosas que evolucionan y ésta es una de ellas; éste es el aspecto que tendrá en los próximos meses este modesto blog.
Como era de rigor, tras el repentino cambio de look motivado por la influencia Halloweeniana, ahora toca desconectar y volver a un aspecto más tradicional. El primer diseño que tuvo este blog fue elegido entre las múltiples plantillas que Blogger ponía a disposición de sus usuarios; un par de cambios para personalizarla un poco y todos contentos con la novedad. Pero llegó Halloween, y a falta de fiesta con que celebrarlo hice uso de la magia de Internet y así compartir tales festejos con mis amigos “virtuales”, aquellos cuyo contacto queda más bien limitado a estas maquinitas llamadas ordenador. El ciclo de micro relatos y la colección de fotos lapidarias merecían una ambientación adecuada a su género, así que trasteando un poco sobre la plantilla salió un diseño del que quedé gratamente sorprendido; un diseño más yo que el impersonalizado anterior. Visualmente hablando, prácticamente de la primera plantilla no quedaba resto alguno… Rojo sangre sobre negro terciopelo, así la definí, y cumplió a la perfección lo que se esperaba de ella.
Pero Halloween pasó, y el tiempo de esa plantilla acabó; había que dejar paso a las nuevas generaciones.
Como es obvio el fondo sigue siendo negro, esto se debe principalmente a que además de que me guste, el resultado que da este color no lo da ninguno otro, por eso no me pensaba desprender de él mientras el aspecto no recordase excesivamente el anterior. Prácticamente lo único que he hecho ha sido cambiar algunos iconos y añadir algunas imágenes, algo previsible pues a mí me va, como muchos sabéis, más lo visual que la simple letra impresa. Otra cosa a cambiar era el avatar, personalizándolo esta vez sí en su forma de origen, Orfideón.
No ha quedado mal, al menos a mí no me desagrada, y de alguna manera refleja el camino que llevará El refugio de Orfideón en sus inicios, al menos en su página principal.
Bien, no me enrollo más. Pronto llegará otro post sobre cambios de look, consecuencia de ciertas peticiones populares; algunos disfraces y alguna herida que otra de látex, cosas normales. Hasta entonces pues, disfrutad de este nuevo aspecto que os acompañará durante una buena temporada… Y por cierto, cuando se juega con cosas prohibidas (entiéndase en este caso la plantilla), a veces se descoloca todo dependiendo del ordenador en que se vea, si a alguno le pasa decídmelo, pues yo en el mío lo veo bien y quiero pensar que en los vuestros también se ve todo correcto.
Gracias…

miércoles, noviembre 22, 2006

Más vale prevenir que curar

El cáncer es una de esas enfermedades que nos puede alcanzar a cualquiera, y por eso hay que tomársela en serio. Cualquier tipo de prevención, bienvenida sea, y por eso cuelgo este vídeo informativo, por si alguien decide seguir ciertas pautas (sobre todo los pertenecientes al género masculino), pues un pequeño ejercicio diario puede evitar muchos problemas.

martes, noviembre 21, 2006

Una nueva entrega


Pues eso, Divergencia Cero ha vuelto a hacer de las suyas y se han atrevido con un segundo micro relato del que les habla, o que les escribe, que para el caso es lo mismo.
Disfrutad, no sólo con Placeres nocturnos, sino también con el resto de pequeñas narraciones que conforman los Efímeros, un lujazo narrativo a cargo siempre de David Jasso... sólo al alcance de vosotros afortunados.

viernes, noviembre 17, 2006

Una narración acojonante


Ya sé que ha corrido como la pólvora y la mayoría ya lo ha escuchado, pero por si algún despistadillo se pasa por aquí, que sepa que en Divergencia Cero, y gracias a David Jasso, se ha colgado uno de los micro relatos del ciclo de terror, narrado estupendamente por él mismo.
Disfrutad con ello...

Instinto generacional

jueves, noviembre 16, 2006

No salgo con vampiros, los mato

Esta frase tan sentenciosa reza en la contraportada de Placeres Prohibidos, la primera de una larga lista de novelas que componen la saga de Anita Blake, cazavampiros, de Laurell K. Hamilton. Anita la deseada… Puedo afirmar que hacía bastante tiempo que mi interés por un título concreto no era tan especial, si bien es cierto se ha hecho rogar desde que fue anunciado por vez primera y eso, queramos o no, influye bastante en la impaciencia por conseguirlo. Ya lo he leído, y me alegra ver lo certero de mi deseo.
Parece imposible no comparar a Anita con nuestra Buffy, teniendo en cuenta que ambas son de constitución menuda, poseen cierto atractivo, tienen complexión atlética, y sobre todo son unas rompecorazones… aunque para ello se valgan de una afilada estaca de madera. Si disfrutas con las andanzas de la rubia cazavampiros, te tienes que sentir atraído por su homónima morena, y es que ésta se nos muestra más adulta, curtida por una vida bastante más dura y real, en la que no sales de casa si no vas armada y duermes con una pistola bajo la almohada.
Reconozco que últimamente he leído bastantes relatos de vampiros; El vampiro de Polidori, El Horla de Guy de Maupassant, Berenice de Poe, Orgasmos de sangre de Carter Scott, etc., todos ellos interesantes aunque basados en lo que llamaríamos épocas clásicas. Tanto en Buffy como en Blake, la acción se desarrolla en la actualidad, ciudades modernas con gentes y costumbres modernas. En el caso de Anita Blake el escenario va más allá; los vampiros son ciudadanos legales y para matar a alguno necesitas un permiso de la justicia o una razón más que justificable. Está claro que en una sociedad así transgredir la ley es algo habitual; no todo el mundo es tan tolerante, y no todos los vampiros están a dieta de sangre no humana.
Hasta ahora, todas las referencias de vampiros actuales que me han llegado ha sido vía cine o serie de televisión, en Angel, Blade y Underworld encontraría los ejemplos más recientes, aunque existe una larga lista. Tentado he estado más de una vez de comprarme algunas colecciones de trilogías vampíricas donde seguramente se mostraría su interacción en nuestra actual sociedad, pero al final nunca me he hecho con ellas; ni siquiera he leído Entrevista con el vampiro, de Anne Rice, ni sucesivas entregas de la saga. Por eso encontrarme con los vampiros de esta novela me ha resultado de lo más curioso, pues a diferencia de los aparecidos en Buffy, no son tan patéticos… Bueno, quizá los que tienen unas décadas, un siglo como mucho, podrían semejarse en algo; pero los varias veces centenarios se diferencian bastante. En general beben del concepto tradicional, con la elegante presencia atrayente de los aires aristocráticos clásicos, pero adaptados a la modernidad de estos tiempos…, unos más que otros. Su fuerza es grande, no sólo físicamente, sino la que se desprende con su sola presencia, su olor a poder es terrible para una persona tan psíquicamente receptiva como lo es Anita, le cala en los huesos y la predispone al temor y a la parálisis por mucha experiencia como cazavampiros que tengas; Nikolaos, el ser milenario que controla a todos los vampiros de San Luis, es el más claro de los ejemplos.
Puede que como aún no he cambiado el diseño del blog, algunos ojos ya estén haciendo chiribitas con tanta sangre sobre negro terciopelo, así que sin entrar en muchos más detalles diré que su lectura no me ha fascinado, pero sí me ha gustado bastante. No se trata de una novela de terror al uso por muchos vampiros y engendros que salgan, pero la oscura atmósfera en que se desenvuelve la trama apesta a peligro y tensión constantemente; con un buen ritmo, no desorbitado, pero sí ágil. Por eso esta reanimadora, amante de los pingüinos de peluche, ejecutora de vampiros, que continúa sus andanzas con El cadáver alegre, se ha ganado conmigo un lector casi incondicional, incluso ahora que he leído que los siguientes títulos son más duros e incluso han sido tildados de extremadamente violentos… Pero es que leer sobre vampiros conlleva riesgos, así que por si las moscas ya he hecho trizas una mesa de madera para asegurarme una buena reserva de estacas, que con los tiempos que corren no me extrañaría que también aquí los vampiros se hiciesen ciudadanos legales y empezasen a salir en gran número del armario…
Esto, perdón, del ataúd.

sábado, noviembre 11, 2006

La Friendcón

¡Como pasa el tiempo! Ha pasado casi una semana desde que el acto de clausura de la última Hispacón concluyó a la vez que la Asamblea de la AEFCFyT (Asociación Española de Fantasía Ciencia Ficción y Terror), y una vez más la sensación que a más de uno nos queda es la del grupo de amigos, de común afición, que aprovechan un fin de semana al año para reunirse y pasarlo bien… Y no, lo que acabo de decir no lo he hecho en modo de crítica alguna, sino todo lo contrario.

Nuestra amiga Pily en la mesa redonda sobre Star Trek, junto a Rodolfo Martínez y Carlos Alberto entre otros
Empecé escribiendo lo que hubiera sido una crónica más oficial del evento ¡Dios mío, tengo blog, estoy obligado! Pues no, en absoluto siento el peso de dicha obligación, y en cambio sí me apetece hablar de las cosas que más me han llamado la atención y, sobre todo, de esos detalles positivos que más he valorado durante esta experiencia.
La primera, sin ir más lejos, ha sido el poder contar para este viaje con Pily B, una amiga, persona estupenda, que se convirtió en la mejor compañera de viaje que uno puede desear; con conversación, con confidencias, con concursos de bandas sonoras de la Ci-Fi, con caramelos de café, con bocatas, con bolas sorpresa, etc., una alocada acompañante de risas a la que debemos algunos de los mejores momentos vividos ese fin de semana. También me gustaría destacar a Víctor Miguel y a Gabriella, que pese a encontrarse liadísimos con todo lo que lleva la organización y el ser anfitriones de una Hispacón, se mostraron cantidad de abiertos, amables y accesibles para con nosotros; cierto que a Pily le mostraron un especial cariño pues son amigos desde hace tiempo, pero con nosotros…¿Qué tipo de convenciones queremos? Francisci Fernández, Víctor Miguel Gallardo y Felicidad Martínez
Si alguien se merece también ser destacado por los “lindos” que eran, como dirían ellos, son Bernardo Fernández (BEF) y su prometida Rebeca. Se encontraban aquí para presentar y promocionar su novela Gel azul, editada por Parnaso en su colección Vórtice, además de para dar una conferencia sobre la Ciencia Ficción mexicana, tierra que les vio nacer. Mi trato con ellos no fue muy extenso, pero me sorprendieron gratamente. De aire sencillo y amparados por la soledad que da el no ser muy conocido, me sentí especialmente predispuesto a charlar con ellos cuando lo daba la situación e incluso a buscarles para despedirme cuando nos volvíamos ya el domingo, algo generalmente extraño en mí por lo antisocial que suelo ser.
Ni uno, ni dos, ni tres…, hasta nueve eran los compañeros de mesa que nos tocaron en suerte ¡Y no sabéis cuanta tuvimos! Independientemente de cena sí, cena no, la compañía fue lo mejor… Veamos: a un lado Sonia y al otro Pily B, eso ya sería suficiente de por sí, pero no; Santi Eximeno, David Jasso, Juan Díaz, Fernando (creo que Ángel Moreno), Pau, Alex… y otro que por mi mala cabeza no recuerdo su nombre. ¿Una cena salpicada de humor o una sesión de humor con algo para picar? Más bien lo segundo, totalmente preferible pues la sesión de chistes que nos tragamos no tenía precio; el rápido juego de cartas y las dotes adivinatorias de David Jasso hicieron el resto, a pesar de las trampas que intentamos hacerle… y que de hecho le hicimos, claro.Juan Díaz y David Jasso, compañeros de cena
De los actos se merece una mención más que especial la mesa redonda sobre la guerra de sexos, ¿CiFi, Terror o Fantasía? No señores, humor y mucho fue lo que encontramos en esa mesa… Víctor Conde, Juan Carlos Pereletegui, Sergio Mars, Eduardo Vaquerizo, Santiago Eximeno y David Jasso conformaron uno de los mejores momentos de esta Hispacón.Guerra de géneros: Juan Carlos Pereletegui, Sergio Mars, Eduardo Vaquerizo, Santi Eximeno y David Jasso Del resto podría destacar algunas conferencias o mesas redondas, pero ya sería meterme en una crónica oficial y no me apetece. Eso sí, si algo hay que resaltar por su éxito son las camisetas de “la legión del espacio”, ¡Todo Cristo llevaba una!... menos unos pocos pringadillos que no llegaron a tiempo de comprárselas, en los cuales desgraciadamente me incluyo.Alfredo Álamo, Gabriella Campbell, Víctor Miguel Gallardo, Alfonso Merelo y Francisco Fernández durante la Asamblea
Una poco extensa pseudo crónica en la que he intentado resaltar lo que he considerado más importante en esta experiencia: el sentido del humor, la amistad y el buen rollito de muchos; viejos y nuevos amigos (al menos eso espero). Mi enhorabuena a los organizadores, que sin haber asistido a todos los actos posibles, sin haber comprado un solo libro (todo un record aunque penoso), y asistiendo a la siempre soporífera asamblea de la asociación, para mí la DHcon ha sido todo un éxito… Gracias por los esfuerzos.

Santi Eximeno con su merecido Ignotus al mejor cuento, Días de Otoño

jueves, noviembre 09, 2006

And the Oscar goes to...

Bien, mis incondicionales seguidores, ha llegado el momento de desvelar cuales de los micro relatos participantes en este pequeño ciclo Halloweeniano se lleva el gato al agua... dentro de un saco y lleno de piedras. Lo primero es agradecer por enésima vez vuestra participación, tanto en el suplicio de su lectura como en la inquietante toma de decisiones. Sé por vuestros e-mails que no ha sido nada fácil, de hecho uno de los votantes me ha pedido una pequeña licencia; le era tan, tan, tan difícil decidirse por un primero, que ha compartido dicho honor... Teniendo en cuenta que no es que estéis votando un premio, sino que se trata de la curiosidad de ver cuales os han gustado más, he cedido acceder a dicha petición; ya sé que eso es decidir con ventaja, pero...
Por lo tanto la cosa queda de la siguiente manera:

Sonia:

Placeres nocturnos (3)
Ouija (2)
Una calabaza para Halloween (1)

Pily B:

Instinto generacional (3)
Mi refugio en la sierra (2)
Ouija (1)

Number one:

Ouija (3)
Angustia (2)
Un perro sin culpa alguna (1)

Eden:

Placeres nocturnos y Ouija (3 cada uno)
Instinto generacional (2)
Angustia (1)

Flamingos:

Angustia (3)
Ouija (2)
Temores nocturnos (1)

Por lo tanto los treinta y tres puntos posibles quedan repartidos así:

La mirada atrás de Ouija, vencedora con 11 puntos
El terapéuta capullo de Angustia, 6 puntos
Los perritos juguetones de Placeres nocturnos, 6 puntos
La dulce abuelita de Instinto generacional, 5 puntos
El mejor adorno de Mi refugio en la sierra, 2 puntos
La llamada de la sangre de Un perro sin culpa alguna, 1 punto
La mejor sonrisa de Una calabaza para Halloween, 1 punto
Y el orgásmico mordisco de Temores nocturnos, 1 punto

Me gustaría ofrecerle un bonito trofeo al autor de los tres primeros (cuatro por el empate en segundo lugar), pero no va a ser posible. El año que viene más, o eso espero. Pero no desespereis, que esos 365 días, pese a pasarse como un suspiro, seguro que guardan cositas interesantes, tanto en este blog, como en la futura web, como en vuestros sitios respectivos abiertos o por abrir. Un placer teneros a todos ahí.
Por cierto... ¿Quién se apunta a una sesiones?

Sólo para valientes que no se hayan leido el micro relato

lunes, noviembre 06, 2006

Ouija


La habitación se heló repentinamente, hasta el punto en el que el vaho del ambiente dejaba pequeñas esquirlas de hielo en nuestros rostros. Temblamos por el frío, sobretodo temblamos por el miedo, y el entumecimiento de nuestras manos nos brindó una punzada dolorosa en el instante que nos soltamos. Miré sus caras, intenté digerir el miedo de sus ojos, pero no pude; mi propio temor me lo impedía. No se trataba de mi primera sesión, pero sí de la única que parecía haber funcionado. Me fijé en el tablero, sobre él descansaba la plancheta, inmóvil, reposando tras el trabajo realizado. Uno de ellos dio un respingo hacia atrás, les miré de nuevo; el terror que ahora sentían era profundo, ancestral… ahora sí lo notaba. Me observaban, mejor dicho, miraban por encima de mis hombros, miraban tras de mí… Pito, pito, gorgorito Yo había sido el hilo conductor, el canal psíquico, lo que fuese vendría por mí, no por ellos. ¿Dónde vas tú tan bonito?… Noté el frío contacto de su energía, detrás de mí, sentí su gélido aliento expelido en mi nuca mientras recitaba… A la era verdadera… Aquel ser me sujetó la cabeza; en ese instante todos los esfínteres de mi cuerpo se aflojaron… Pim, pam…Vi correr y gritar a mis amigos; yo no pude, ni correr, ni gritar… Fuera… Y entonces le vi, sólo fue un instante, cuando mi cabeza había sido vuelta con un crujir de vértebras, y lo más horroroso de todo fue ver que aquel monstruo, era yo.
Abrí de nuevo los ojos, recordaba todo lo que había pasado, delante de mí, inmóvil sobre la mesa, esperaba el tablero ouija. Entonces entramos en la habitación, mis amigos, yo, igual que había ocurrido tantas veces; comprendí entonces horrorizado lo que iba a pasar, el infierno que iba a vivir; comprendí que el castigo seguiría por toda la eternidad, por jugar con cosas que escapan a mi comprensión… Sé que en el momento en que tome asiento sobre mí mismo, todo volverá a empezar, y todo se volverá a olvidar… una vez más…
¿Qué? dije, ¿empezamos?

Micro relatos anteriores:

Una calabaza para Halloween
Mi refugio en la sierra
La psicofonía
Poético final
Temores nocturnos
Angustia
Un perro sin culpa alguna
Instinto generacional
Placeres nocturnos

Con Ouija se clausura este ciclo, diez micro relatos que han sido toda una experiencia pues, como comenté al principio, prácticamente nunca había escrito terror ¡Me parece un género tan difícil! Salgo con muy buen sabor de boca, tanto por la aceptación mostrada a través de vuestros comentarios, como por el conjunto del ciclo en general. Un proyecto surgido de la improvisación y la necesidad de hacer algo en esa fiesta llamada Halloween, algo que compartir con vosotros y que, por supuesto, fuese representativo de esta fiesta. Pronto habrá un nuevo cambio de look, un nuevo diseño de blog que, sinceramente, aún no me he centrado en él, pero digo yo que llegará, supliendo lo macabro por algo más...
Pero aún queda una cosa por hacer, algo necesario para pasar página y centrarnos en nuevos proyectos, aunque sean pequeños, como éste; tenéis que votar los que más os han gustado. La votación será por correo electrónico, así no os sentiréis influenciados por lo que opinen los demás. Votaréis a los tres que más os hayan gustado, como primero el que más y tercero el que menos de esos tres; luego yo les asignaré tres puntitos al primero, dos al segundo y uno al tercero, haré la media, y tendremos los ganadores.
Está claro que mi opinión es totalmente subjetiva, y como quiero que sea la opinión de los demás, visto desde fuera, yo no votaré. Los afortunados, por asistencia, son:

Eden
Escritor 1
Flamingos
Pily B
Sonia

Si ha habido algún visitante que no ha dejado comentarios y desea votar, puede hacerlo especificando su nombre (más que nada para saber quien es, no por otra cosa) siempre que llegue su voto antes de que el último de la lista lo haga.
Nada más, ha sido todo un placer intentar asustaros en estos días, ahora tengo que volver a mi tumba, me espera una copita de sangre fresca y año de sueño... pero volveré...

Placeres nocturnos


Corrió por el pasillo de aquellas oficinas hasta que un charco la hizo resbalar. Se había manchado las piernas y las manos al caer, y en seguida supo que aquel monstruo tendría mucho más fácil seguir su rastro por culpa de toda aquella sangre pegada. Oyó como las acristaladas puertas situadas en mitad de algunos de los pasillos se hacían añicos ante la presencia de aquel ser infernal, señal de que debía darse prisa. Intentó ocultarse en un despacho cuya puerta parecía más sólida que las demás; una vez bien cerrada se escondió tras la falsa seguridad que le proporcionaba la sombra de un endeble archivo. Observó con engañosa tranquilidad que, aunque oscuro, aquel lugar era insuficiente; de ponerse peor la cosa debería salir por el ventanal. La noche era fría, apenas había nubes pero sí un insistente viento, esto hacía que por aquel rincón de la ciudad no pasease un alma. Si lo hacía, si saltaba, la altura sería la de un segundo piso, no muy alto pero suficiente para romperse algún hueso…, entonces sí que lo tendría todo perdido. Las bisagras de la puerta quedaron prácticamente arrancadas en la primera embestida; no soportarían una segunda. Con cierta reticencia, pero azuzada por la presencia cercana del hombre lobo, se encaramó a la ventana. La puerta voló literalmente, y en tres zancadas su zarpa quedó presta para cazar a su presa… Saltó. Sólo unas leves contusiones, nada roto aparentemente; tuvo suerte, aunque cojearía un buen rato. Avanzó por la desértica calle, alejándose todo lo que pudo de aquellas oficinas, conteniendo el dolor de las piernas, sofocando la agitada respiración de su pecho. Al rato creyó haber avanzado lo suficiente, estar fuera de su alcance… Pero el dolor que sintió cuando los colmillos se abrieron paso a través de su carne le demostró lo equivocada que estaba. Con el hombro desgarrado, las piernas doloridas y el resuello agitado, cayó de rodillas al suelo, rendida ante su captor. Él la miró, saboreó su sangre y lentamente recuperó su aspecto normal, su aspecto humano; sonreía…
Te he cogido, ahora te toca a ti… Y mientras él echaba a correr, el cuerpo de ella empezó a transformarse a la vez que lanzaba un escalofriante aullido bajo la luz de la luna llena… un, dos, tres…, diez, voy, pensó.

Micro relatos anteriores:

Una calabaza para Halloween
Mi refugio en la sierra
La psicofonía
Poético final
Temores nocturnos
Angustia
Un perro sin culpa alguna
Instinto generacional

Próximo y último micro relato:

M 7 Ouija

jueves, noviembre 02, 2006

Instinto generacional


Bajó el sonido de la tele y miró a su abuela, se había quedado dormida tras tomarse su leche con galletas; se la veía tan mayor ya, pensó. La dejó un momento a solas, quizá una manzanilla le sentase bien antes de acostarse, había sido un día duro y necesitaba descansar; nada más regresar se la encontró de pie. Se estremeció por completo, la taza se resbaló de sus temblorosas manos sin fuerza para sujetar nada, sus piernas se debilitaron y amenazaron con quebrarse de un momento a otro por las rodillas… Su abuela era parapléjica. El espectral aspecto que desprendía se acentuaba con el blanco total de sus ojos, y un hilillo de baba verdosa se precipitaba sobre su camisón desde el borde de sus labios. Ante esta presencia retrocedió instintivamente hasta chocar con un obstáculo, ¿sería la pared? Fuera lo que fuese le cortaba el paso y el horror que la atenazaba impedía su huída. Su abuela se la acercó, más levitando que usando sus muertas extremidades, hasta dejar su rostro a sólo unos centímetros de ella; éste se encontraba descompuesto. Sonrió como sólo un poseso puede hacer, de manera histriónica, con pequeños e intermitentes movimientos de cabeza. Levantó sus esqueléticas manos y agarró con fuerza sobrehumana la melena de la joven; un pelo sano que parecía volverse canoso por momentos. Acercó su maloliente boca hasta rozarle los labios, esquivos en un desesperado intento de escapar de aquella locura aterradora… Pero cuando el hálito de muerte embriagó con su hedor su ser, ésta dejó de resistirse.
Ahora volvía a tener un joven cuerpo, era hermoso, de duras carnes y tersa piel, ahora podría vivir de nuevo como al principio, hace mil años, y lo único que debía hacer era asegurarse su continuación, su supervivencia; tendría que tener una nueva hija… otra vez.

Micro relatos anteriores:

Una calabaza para Halloween
Mi refugio en la sierra
La psicofonía
Poético final
Temores nocturnos
Angustia
Un perro sin culpa alguna

Próximo micro relato:

L 6 Placeres nocturnos

miércoles, noviembre 01, 2006

Un perro sin culpa alguna


Acabo de ver atropellar un perro, sus tripas quedaron desparramadas por la calzada y la sangre lo tiñó todo a su paso hasta alcanzar una alcantarilla cercana; no era un espectáculo agradable de ver… pero a mí me ha excitado. Ver sangre me produce ese efecto; una patología psicológica decía el bueno del doctor, ¡qué sabrá él! Me obligaron a seguir tratamiento, ensucié mi cuerpo con sus sustancias, me creyeron curado, disimulé bien; yo sé como satisfacer esa excitación incontrolable, no hay otro modo. Llego a mi bloque, son ocho pisos andando; hay ascensor, pero ahora no soportaría estar encerrado con alguien. Voy por el tercero, ya queda menos; la excitación sigue ahí, aumentando como el número de escalones que subo, no desaparece, es más, creo que me estoy empalmando, pero eso es lo de menos. Sexta planta, todo va bien; por suerte es tarde y no me he cruzado con nadie. Llego a mi piso jadeando, ignoro si por el cansancio o la excitación, pero lo cierto es que me queman las venas, siento como si quisiera salir, necesito ver más sangre, sangre que me sacie hasta quedar extenuado; tocarla, sentir su viscosidad, su calor…
Entro en casa, todo ha ido bien, no me he cruzado con nadie. Ella está preparando la cena, un cuchillo afilado descansa junto a unos filetes de ternera crudos, hay sangre en el plato, jadeo de nuevo…
¿Cariño, te ocurre algo? ¿Te encuentras bien?
Sí, estoy perfectamente, sólo necesito mi medicina… Tus cinco litros bastarán.

Micro relatos anteriores:

Una calabaza para Halloween
Mi refugio en la sierra
La psicofonía
Poético final
Temores nocturnos
Angustia

Próximo micro relato:

V 3 Instinto generacional

Angustia

Cuéntamelo otra vez…
Siempre es lo mismo…, un camino sin visibilidad, la ventisca de nieve, el hielo en la calzada… Mi coche resbala, no puedo controlarlo; no voy fuerte, pero es que hay tanto hielo. La inercia me lanza contra una valla, es de madera y poco puede hacer ante el impacto; un par de vueltas de campana y acabo en medio del lago. La superficie se agrieta bajo nuestro peso, me siento aturdido, pero no tanto como para saber que tengo que salir de ahí, que tengo que huir de aquella trampa mortal. Lo intento, pero la puerta está atascada, no puedo…, es entonces cuando finalmente el hielo cede y me hundo. El agua se filtra condenadamente rápida y llena el interior, tengo miedo, me falta el aire y no puedo salir. Noto como va aumentando la presión en el pecho, el sordo latir de mis sienes es ensordecedor, me orino, me convulsiono, siento dolor… Me veo obligado a abrir la boca pero en vez de aire es agua lo que invade mi interior, siento mucho dolor, es insoportable… Entonces es cuando me despierto empapado, afortunadamente sólo es sudor.
¿Sabes lo que vamos a hacer, verdad?
No me gusta la terapia, me da pánico, pero es él quien entiende; así perderé el miedo a morir ahogado, que todo está en mi cabeza. Me meto en la cápsula, el bañador me está algo pequeño, pero qué demonios, hace un siglo que no piso una piscina. Ha echado los cierres, ojalá no se atasquen. Cierro los ojos al notar el agua fría recorrer mi cuerpo…, no, definitivamente no me gusta nada esta terapia. Ha llegado el momento, ya no queda aire, aguanto la respiración, no hay vuelta atrás. Han pasado un par de minutos, quizá solo han sido segundos, pero a mí no me lo parece. Me empieza a faltar el aire ¡Joder, abre de una vez, maldito capullo! No aguanto más, me muevo incómodo ante la presión en mi pecho y el cada vez más acelerado latir de mis sienes, empujo la tapa, la condenada no se abre ¿Es que no ve que me ahogo? Mis pulmones se contraen dolorosamente buscando en vano un resquicio de aire, me orino encima, vuelvo a tragar agua, un error del que me doy cuenta en seguida, me entra el pánico…, más…, me estalla la cabeza, no puedo más… ¡No puedo más!… ¡No!… ¡No!
El buen doctor abrió la cápsula justo antes de que me ahogase ¡Coño, lo reconozco, el tío es bueno! Su terapia directa es efectiva, ya no tengo miedo a morir ahogado… Que sus pacientes se mueran por el miedo es el único inconveniente que le veo.

Micro relatos anteriores:

Una calabaza para Halloween
Mi refugio en la sierra
La psicofonía
Poético final
Temores nocturnos

Próximo micro relato:

J 2 Un perro sin culpa alguna