jueves, diciembre 14, 2006

Prioridades

No soy especial, más bien normalito y del montón, con fuerte tendencia a la desidia y a la vaguería, lento generalmente y normalmente poco constante…, lo dicho, nada especial.
Puede que otros puedan y no me comprendan, otros seguramente me entiendan mejor de lo que pueda creer, pero es que últimamente no doy a basto con esas pequeñas cosas que tengo que hacer, algunas por obligación, otras por afición, y al final todo se resume en lo de siempre, marcarse unas prioridades y dejar algunas cosillas si no de lado, sí apartadas hasta que el desahogo llegue. Obviamente me estoy refiriendo al blog, señoras y señores, y es que me encantaría poder actualizarlo cada día, día sí día no, o incluso cada tres días; vamos, actualizarlo más a menudo de lo que lo hago. Pero esto va por rachas, y aunque tengo un par de posts escritos en el mismo cuaderno que ahora escribo éste, posiblemente se decoloren en él y acaben pasando al olvido, pues es raro que ya vean la luz en un futuro no muy lejano. Tengo pendiente concluir El monstruo de las mil caras, lo sé, pero como el blogger es así de caprichoso, que unas fotos te las sube sin problemas y otras son todo problemas para subirlas, me está obligando a recurrir al Apoyo al Desagüe. Esto conlleva preparar una página web con el extenso post, y para eso hace falta tiempo, tiempo que por otro lado ahora mismo me es escaso.
Prioridades.
Por ejemplo, no hace ni un par de horas me he acabado de leer el tercer libro consecutivo tras una larga sequía lectora, es más, tiene el valor añadido de tratarse de un libro histórico-biográfico; nada que ver con la ciencia ficción, el terror o la fantasía, temas que han ocupado mis lecturas desde no recuerdo cuando. Tras el Placeres prohibidos de la amiga Anita Blake, llegó el primer volumen de Paura, una antología bastante buena de terror contemporáneo; ahora le ha llegado el turno a Rasputin, Rusia entre Dios y el diablo. ¿Por qué este título? Bueno, a cada uno le da por una cosa, y yo, como de normalito tengo poco, me siento atraído por algunos hechos concretos de la Rusia del último siglo, y entre ellos se encuentra la caída de los zares previa al levantamiento bolchevique y el hombre que mucho tuvo que ver con aquellos hechos, nuestro amigo Rasputin. El otro día vi una peli sobre él, con Alan Rickman en su papel y como Zar Nicolás II a Ian Mckellen… Acto seguido cogí uno de los libros dedicados a este personaje que tengo y que aún no había leído y con fruición insana lo he devorado en tres días (casi un record para lo acostumbrado en mí).
Prioridades.
Pero el libro se ha acabado, y aunque siento el gusanillo de la lectura y me apetece coger otro título con rapidez, no sea que se me pase el mono y me de un nuevo bajón lector, ahora toca hacer otras cosas, algunas sin importancia, otras más tediosas; algunas porque me apetecen y otras por pura obligación. Una larga lista que se encabezaba con el aviso de este pequeño parón, no será muy largo, no temáis; calculo que para la semana después de Navidad (que no de navidades) vuelva a daros la lata y ésta sea con el prometido post de los disfraces.
Hasta entonces entraré furtivamente en vuestros blogs, leeré algunos comentarios que dejéis en el mío, y si el tiempo lo permite dejaré yo alguno o lo contestaré, según sea el caso.
Hasta entonces desearos un feliz día de Navidad y de Nochebuena, esperando estar de vuelta para también desearos un feliz Año Nuevo y Nochevieja…
Hasta entonces, prioridades…

miércoles, diciembre 06, 2006

Un monstruo de mil caras (1)

Señoras y señores, estamos de peticiones, o mejor dicho, este post responde a una hecha entre ensaladas, hamburguesas, pechugas de pollo y sándwich es, por eso he rebuscado entre innumerables fotos, recuerdos de una vida, y he tratado de recopilar las que corresponden a los disfraces más curiosos a los que un servidor se ha sometido. Está claro que el encanto de disfrazarse está en aparentar ser otra persona. Durante unas pocas horas tomas ese rol y lo haces tuyo, con una libertad total de acción amparada por el anonimato que da una máscara, sin prohibiciones, sin cohibiciones, sólo las restricciones que te marque tú ética. Porque está claro que para darle realismo y sentirte como, por ejemplo, Jack el Destripador, no es necesario que te dediques a rajar a las pobres prostitutas de tu ciudad…, un maniquí con tripas de látex fuera sería más apropiado y admisible.
Hace años, muchos ya, eso de disfrazarme de cosas raras me atraía bastante. Halloween, carnavales, fiestas de disfraces en Nochevieja, cualquier motivo era bienvenido. Hoy día, aunque algo menguado, ese feeling con los disfraces todavía continúa; eso sí, uno se vuelve más práctico y adopta la máscara tradicional en detrimento de los postizos de plastilina, los cuernos sujetados por alambres o los más recientes apósitos de látex. También en aquella época los trajes eran una gran colaboración por parte de mi madre, ahora o me los coso yo o los consigo en las tiendas, que algunos son muy majos y bastante asequibles.
Pues bien, aclarada un poco esta trayectoria, empezaremos con lo que mola en realidad, las fotos, vista en un orden más o menos cronológico.

1 Hombre de hojalata del Mago de Oz



No, no era para ninguna función de teatro. En realidad se trataba de una fiesta de carnaval en una discoteca, concurso de disfraces incluido, allá por el lejano 1990. Se ve que no hacía mucho que había visto la peli, pues en un par de días saqué de la nada este curioso disfraz.
La anécdota:
Chungo, el disfraz en su mayoría era de cartulina. Llegamos al lugar un par de horas antes del concurso y tras ese tiempo bailando lo único que quedaba entero era el hacha, las manos y el embudo de la cabeza… el resto se había deshecho y yo acabé en pantalón de pijama y con una simple camiseta, ¡menos mal que me dejaron un abrigo para volver a casa! Claro, del concurso ná de ná.

2 El Brujo de los pantanos



¡Carnaval, carnavaaallll! Ti ti, titi ti titi tiii Carnaval, te quiero…
¡Fiesta carnavalesca en la Joy Eslava! En el capicúo año de 1991. Una de esas extrañas ocasiones en que todo el grupo nos disfrazamos para una fiesta fuera de la casa de algún amiguete, pero para no variar y seguir con la tradición yo no podía ir de normalito, no Señor.
¿Quien no se ha puesto alguna vez un gorrito de natación cuando la piscina le llama a gritos? Yo suelo, y por eso le busqué otra aplicación más divertida que, junto a algo de plastilina y una tela verde, me sirvió como materia prima para este engendro al que por su color denominé Brujo de los pantanos.
Creo que nunca había visto a tanta gente disfrazada confinada en un mismo lugar, tanto Freddy Krueger y Terminators sueltos; bomberos, militares e incluso Adanes en busca de alguna Eva que le hiciese caer en la esperada tentación… Pese a todo, mi cheposo disfraz debió llamar la atención de los jueces pues fui seleccionado entre los diez mejores.
La anécdota:
Como al final no me llevé ningún premio, el hecho de ser seleccionado no es que fuese lo mejor. Yo que fui sin pretensión alguna me encontré de repente en el escenario con toda la Joy mirándome en espera de que escenificase mi personaje durante un minuto, ¡y yo que no llevaba nada preparado! Para colmo las cintas verdes que cubrían el calzado, y hacía las veces de éste en su andrajosa versión, no agarraban bien y se soltaban desde el principio, así que como nadie te mira los pies en una discoteca abarrotada, me las quité… y todo el mundo vio las destartaladas zapatillas que llevaba. El remate lo pusieron el penetrante olor de la plastilina (mi nariz postiza lo era), el rancio aroma que se desprendía de las perforaciones de los huesos de pollo que colgaban del mi cuello en antropófago collar, y el intenso dolor de cabeza que los alambres de la cornamenta me producía al clavárseme estos en la cabeza.
De verdad, disfrazarse mola, ¡pero es de un sufrido!

3 La Momia

Puede que la finalidad del papel higiénico esté reservada en muchos hogares al WC, de lo contrario empezaría a preocuparme. Pero para mí además de su habitual uso es una recurrente materia prima para otros menesteres más… sociales.
Por aquel entonces pasaba la tarde estudiando en mi centro asociado del INBAD (Instituto Nacional de Bachillerato a Distancia) y el buen 1 de noviembre del 91, jueves creo recordar, me fueron a buscar dos amiguetes para irnos a una fiesta Halloween en el pub La Mansión; un atraco a toda regla. Si es de Halloween habrá que disfrazarse, pensé, así que compramos unos rollos de papel higiénico y en casa de uno de ellos quedó servida la momia.
La anécdota:
Salvo una simpática camarera con un delicioso mordisco vampírico donde empezaba uno de sus apretados pechos, no había ni Dios disfrazado. Lo bueno de que se diese esta situación es que al ser el único disfrazado, y además de rostro oculto, las chicas se sintieron atraídas por el misterioso personaje y se nos arrimaban como moscas a la… Pues eso, el sueño de todo joven mozalbete, un éxito que se disipó tan paulatinamente como lo hacía el papel higiénico (si la cartulina se deshizo, imaginaos este papelito); descubierto el misterioso rostro sonaron las doce campanadas y volvimos a ser ratoncillos tirando de una calabaza.

4 Pinhead, cenobita de Hellraiser


De vuelta con los carnavales, ahora en el año de la Expo de Sevilla y de las Olimpiadas de Barcelona. Creo que simplemente fue el placer de disfrazarme lo que me llevó a tener la cabeza llena de clavos toda una tarde; algo de lo más lógico, ¿no?
Una tela negra y otra de plástico fueron el vestuario ideal para este ser surgido de la mente de Clive Barker; un nuevo gorrito de natación y los complementos ferreteros ayudaron también lo suyo. Uno a uno corté los clavos, eran acerados y no me fue nada fácil, y les soldé un pequeño ángulo de alambre con la idea de que pudiesen mantener su posición vertical; el látex líquido se encargó de disimularlos. No quedó como el original pero sí bastante resultón.
La anécdota:
Nota para futuros disfraces… No cruzarse con perros ni niños pequeños si no quieres que te ladren ni te lloren. La verdad es que mi aparición en público se limitó a ir hasta la casa de un amiguete y creo recordar que poco más; aunque mi memoria es frágil y lo mismo estoy equivocado ¡Pero es que la acupuntura a lo bestia no sienta nada bien!

martes, diciembre 05, 2006

Entrada 60

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38... y contando, por suerte.

Mi niña,
Mi familia,
Mi otra familia,
Mis amigos,
El Barça en octavos,

Feliz, feliz...

¡FELICIDADES AL REY DEL GORE!


... y sumando, por suerte.