viernes, marzo 14, 2008

Nueva adquisición

Dos sellos muy majos sobre la Carrera espacial
Aquí os presento mi nueva adquisición vía E-Bay, y eso que no soy precisamente filatélico.
Son dos sellos que conmemoran el encuentro que hubo en el espacio entre americanos y soviéticos en julio de 1975. Fue todo un hito histórico, teniendo en cuenta que por aquel entonces aún la guerra fría seguía en la mente de muchos. Pero en el espacio no deben existir banderas salvo la propia de la humanidad, y eso es lo que quedó demostrado con este acoplamiento entre una nave Soyuz rusa y una Apollo norteamericana.
Soy bastante aficionado a ese período de la historia llamado carrera espacial, y ya tengo unos cuantos sellos (casi todos réplicas que sacan en colecciones) que reflejan hechos de ese tiempo. La verdad es que prefiero que sean originales, y si es posible sin usar, pero lo que en realidad me gusta es la representación que entonces (o ahora) se hacía en sellos; por eso si son réplicas de colecciones me importa poco. Todo lo que tenía hasta ahora era de procedencia rusa, mejor dicho, representaban sellos hechos en la antigua URSS; estos, además de ser originales, son norteamericanos.
No creo que sean los últimos que compre, pero de momento son los últimos que he comprado.

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domingo, marzo 02, 2008

Un encuentro con Borges

Edición de bolsillo editada por Alianza Editorial
Hacía ya tiempo que quería encontrarme cara a cara con Jorge Luís Borges, más concretamente con alguna de sus obras por aquello de la curiosidad cultural ciencia ficcionera, y éste ha sido el momento.
Todo viene de las veces que he oído alusiones hacia él en Hispacones, foros del género, blogs o reuniones varias, y yo, que no considero que tenga una cultura literaria precisamente buena, sentía la necesidad de saber de qué narices hablaban. Porque la verdad, en mi infinita ignorancia jamás hubiera asociado a Borges con la ciencia ficción o a la fantasía.
Ficciones ha sido la elegida, una recopilación de cuentos cortos escritos a primeros de los cuarenta que goza de bastante reconocimiento. ¿Y cómo ha sido ese esperado encuentro? La verdad es que no sabía bien con qué me iba a encontrar, y aunque me he acabado el libro, tampoco me ha entusiasmado. Es cierto que no sólo de literatura de ciencia ficción vive el hombre, hay más; pero también es cierto que es lo que me gusta y, con lo poco que leo, me limito a esos gustos.
Borges era un hombre de letras, y como tal sus fantasías rondaban el mundo de los libros. Al menos en Ficciones no se habla de viajes espaciales, de máquinas computadoras, ni de seres fantásticos mitad hombre mitad animal. Se habla de eruditos que crean un mundo diferente a través de sus libros, de alguien que escribiendo una misma obra ya creada es completamente diferente, de bibliotecas tan infinitas como el propio mundo, de milagros concedidos para acabar una obra durante un año de vida en un solo segundo, etc. Como se ve todo es fantástico, pero prácticamente todo ronda el mundo de las letras y jamás roza la típica fantasía épica y ni por asomo la ciencia ficción. También hay que tener en cuenta tanto la época en que fueron escrito como la procedencia. Por eso no puedo ponerle pegas, pero algunos cuentos están tan recargados de terminología culta y jerga argentina que he tenido que leerlos acompañado de un diccionario; siempre se suele consultar algunas palabras, pero en este caso ha habido bastantes más que “algunas”.
Me alegro de haberlo leído, por lo menos ya sabré de que hablan cuando se vuelva a hablar de Borges en alguna ocasión. De acuerdo que mi experiencia se limita a una pequeña antología y que su obra es extensísima, pero de momento dudo que me vuelva a encarar con él en una temporada.
Y que conste que todo esto no digo que ninguno de los cuentos me han gustado, que los ha habido…, pero ahora mi cuerpo y mente me piden a gritos naves, cacharrería y razas exóticas.
Encantado de haberte conocido, Jorge.
Por cierto, si alguien es tan curioso como yo y le da vueltas y vueltas a la portada intentando descubrir que imágen se esconde tras ella, que no desespere. Me he comido el tarro durante todo el tiempo que he estado leyendo el libro y sólo ahora se me ha ocurrido leerlo en su interior. Se trata de un fragmento de Las tentaciones de San Antonio, de El Bosco, y que como véis aquí no es que fuese precisamente fácil adivinar.
Una hombrera, una protección para caballos..., y resulta que es una góndola, mitad barca mitad pez, y con un circo inacabado a la chepa ¡Cómo no se me ocurrió?

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